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En realidad abandoné la conversación porque me empezaste a contar que algo cambió dentro tuyo y volviste a estar enamorada. Tu corazón volvió a ser capullo y ahora lo sentis un poco más grande, un poco más rojo.
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Es jueves y me doy cuenta que en algunos aspectos yo nunca cambio y sigo haciendo las cosas a último momento, siempre sobre la hora. Mientras escucho el disco de velvet underground que tanto me gusta, la dulce voz de Nico me da consejos sobre todo lo que no tengo que hacer cuando alguien me habla de su felicidad, pero yo no la entiendo porque hace diez minutos que estoy colgado mirando la repisa que hicimos con mi viejo.
La enganchamos con cadenas brillantes, sobre la pared naranja, encima de mi cama. Lo que mas me llama la atención es que, como no somos carpinteros de profesión, la repisa tiene sus defectos, quedó un tanto torcida, se nota que esta hecha al tanteo, y como todo lo que no está del todo prolijo, habla mal de su propietario, supongo que esta repisa habla mal de mi, de todos modos hay varias cosas en mi habitación que no me dejan bien parado. Pero yo estoy feliz así, porque cuando era chico solía leer libros que venían en revistas tipo anteojito, El principito, Las mil y una noches, etc y soñaba con tener una repisa llena de libros. Mi papá, que en ese tiempo todavía tenia lugar en su agenda para hacer alguna actividad recreativa, estaba haciendo un curso de carpintería en la ENET, y me construyó una repisa de 3 pisos. Nunca pude llenarla de libros como yo pretendía, pero llegue a tener unos 20. Algunos los robé de la biblioteca de mi escuela primaria, me acuerdo que antes de dormir me carcomía la culpa... Pero ahora estoy hablando de otra cosa, no quiero reparar en algo triste, como lo es el tema de la culpa. Porque si no te diste cuenta, estoy tratando de evitarlo.
No quiero escribir emociones apagadas, no quiero escribir que ELLA ESTÁ ENAMORADA, ni quiero dejar por sentado que SEGURO ahora está sonriendo, abrazando su gato, contándole que dulce es la voz de su nuevo chico. No quiero pensar que seguro está diciéndolo al oído que pronto estará disfrutando de su encanto, que la primavera se le anticipó, que su corazón se ensánchese mientras yo estoy caminando por la cornisa de un nuevo bajón otra vez.